No niego que he llorado, que a veces extraño lo que tenía y que me sigue preocupando el dinero. Algo de mi yo material aún coexiste con mi yo espiritual, ese que ha ido creciendo y desarrollándose de manera inesperada a lo largo de este viaje.
Lo que si es cierto, es que desde hace un tiempo, aprendí que lo mejor de viajar es retro-alimentarte con la gente que vive en el lugar donde tú estás sólo de paso. Traspasar la barrera de ser turista, a ser viajero, ha sido uno de mis logros, y de eso me siento infinitamente agradecida.
De apoco me he liberado del deseo de tener más cosas materiales (aunque no niego que a veces entro en una tienda y quiero comprarlo todo) salí de Chile con una mochila de 20 kilos, hoy regreso con menos de 10. En el camino he desechado o intercambiado cosas que no necesito por otras que son realmente útiles. Un dato curioso, mientras vivía en Chile no podía imaginar mi vida sin el alisador de pelo, hoy reconozco que ni siquiera me acuerdo cuando fue la última vez que lo prendí. Y me lo llevo de vuelta para regalarlo a alguien que lo necesite.
Aprendí a reconocerme linda, sin maquillaje, sin joyas, sin tintura de cabello. Comprendí que querer el cuerpo, no es sufrir en dietas, adelgazar o vivir contando calorías. Querer el cuerpo, es vivir sano, mi lucha 2014 será dejar el cigarrillo (ya estoy en una dosis muy mínima) y hacer más deporte.
Siempre pensé que durante estos 14 meses había tenido "mucha suerte". Siempre que necesité de algo lo conseguí, cuando estuve triste alguien me hizo reír o me regaló un chocolate, cuando me perdí en alguna ciudad rara, alguien me guió hacia mi destino, gente hermosa me alojó en sus sillones o me mostró la ciudad, encontré el amor de un hombre tan diferente a mí, pero a la vez tan maravilloso.
Ya con el tiempo, caí en cuenta que no es "suerte" o "azar" las cosas buenas pasan por una sola razón, y es que mientras te enfocas en positivo, dejas de tener miedo y vas con una sonrisa por delante, las cosas buenas suceden, es así de fácil.
Dejé amigos en Chile, sí. Cuando partes mucha gente se despide de tí, con fiestas y buenos deseos. Ya con tiempo sabes quienes son, fueron y serán tus amigos y generalmente son menos de los que pensabas. Y no es triste para nada!
Al contrario, compartí con gente por unos pocos meses o a veces días! y siento más conexión con ellos, que con personas que conozco hace mucho tiempo.
Y así, son las 12 de día en Madrid. Hoy es Jueves 20 de Febrero, mi retorno a Chile comienza desde acá. Un retorno largo, que probablemente dure más de dos días (cambios de avión, largas esperas en el aeropuerto, conexiones de buses)
Pero sabes? no me da pereza, será otra aventura antes de volver a abrazar a mi familia, y quien sabe a qué personajes conoceré esta vez.
Mi viaje a Chile es transitorio, parto otra vez, esta vez a Canadá. Ya les contaré cómo me va por allá.